La función primordial de todo tipo de edificio es la de proporcionar a los usuarios el confort y la protección necesarios para su uso diario. Por un lado, debe mantener una temperatura interior agradable, ofreciendo una barrera frente al frío, al calor, al ruido y a la humedad; al mismo tiempo que se consigue un ahorro energético considerable, al reducir las pérdidas de calor o frío. Por otro lado, ofrecer una protección al fuego admisible. Y por último, proporcionar la adecuada absorción y atenuación acústica.
Las soluciones aislantes a emplear para tal fin, deben mantener estas funcionalidades a lo largo de los años, sin que sea necesario ningún tipo de mantenimiento sobre las mismas y sin que supongan ninguna pérdida de propiedades.
Referente a la tipología, hay multitud de nuevos materiales que se van incorporando al mercado actual, ofreciendo además innovadoras soluciones ecológicas que empiezan a promocionar la tan ansiada construcción sostenible.
Hay que considerar que un coste en aislamiento (material e instalación correcta del mismo), no es un gasto excesivo e innecesario, sino una inversión en el tiempo con el ahorro de energía y confort interior.